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MORALISTAS GRIEGOS.

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hice mención en primer lugar, porque también esos: se engañan con cierta apariencia de verdad. No obstante, si tú quisieses entender bien cuán interesante es la prevención insinuada, no tendrás que temer que por esto faltes en algo de lo que debes á la sociedad.

La oración de los atenienses era en esta forma: « Envía, oh amado Júpiter, envía la lluvia sobre la tierra de labor y los prados de los atenienses. » Y en verdad que, ó no se debe orar, ó con esta sencillez y franca ingenuidad se ha de hacer la oración[1].

Al modo que suele decirse que el dios Esculapio[2] ordenó al tal enfermo que haga ejercicio á caballo, que tome un baño de agua fría, ó que vaya descalzo, así se ha de entender estotro, cuando se dice que la Naturaleza universal ordenó al tal laenfermedad[3], la mutilación, ó alguna pérdida, ú [1] Las causas porque M. Aurelio aprobaba la oración de los atenienses indican todas las propiedades que, según la razón natural dicta á los hombres, debian contenerse en una oración hecha á Dios: de simplicidad en la expresión; de confianza, resignándose en el divino beneplácito; de frecuencia en el ejercicio; de cooperación en la industria; de honestidad en la materia y de caridad con el prójimo.

[2] M. Aurelio habla, como entonces se creía, que el dios Esculapio, abogado y protector de la Medicina, ordenaba entre sueños al enfermo el remedio más conducente á su salud. Aristides, en sus oraciones, hace mención de tales recetas soñadas.

[3] M. Aurelio aplica esta comparación á los sucesos arduos que á cada uno dispensó el hado, á quien llama Naturaleza. Es muy usada entre los antiguos la comparación que se hace entre la economía de la Providencia y la cura de la Medicina; porque como ésta con sus remedios amargos al paladar sana de las enfermedades, ó evita las futuras, asi aquélla con los sucesos ingratos al amor propio purga del mal cometido, ó ejercita la virtud, á fin de impedir el desorden venidero.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1
  3. 3,0 3,1