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M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

han de parecer muy despreciables y dignos de menor atención ?

|Cuán fácil cosa es el que uno sacuda y borre de su fantasía toda representación turbulenta é impetuosa y que al punto se quede en suma paz y toda tranquilidad! Juzga por decoroso á tu persona, el decir y hacer todo aquello que no desdice á la naturaleza, ni te haga desmayar la reprensión ó vituperación que de algunos hombres pueda originársete: antes por el contrario, si la cosa dicha ó hecha fuese honesta, no te desdeñes de ella porque aquellos tienen su propio espiritu y modo de pensar y se dejan llevar de su propio ímpetu y pasión, más tú no quieras atender á ellos, sino acaba el camino emprendido con rectitud siguiendo la dirección de tu propia naturaleza y de la común del universo, puesto que ambas á dos guían por un mismo camino.

Voy siguiendo las huellas de la naturaleza sin parar hasta tanto que descanse en la muerte, volviendo mi espíritu á aquel mismo principio por el cual vivo cada día, y convirtiéndome en aquel elemento, del cual mi padre recogió la nmateria, con que me engendró; mi madre la sangre, con que me nutrió; mi ama la leche, con que me alimentó: en aquel elemento, digo , del cual por tantos años diariamente recibi la comida y bebida, sufriendo que yo le pise y abuse de él para tantos usos de la vida.

¿No estás dotado de un ingenio tan agudo que excite la admiración? sea así; pero otras muchas cosas hay respecto de las cuales no puedes alegar la disculpa de que por naturaleza no eres apto para ellas. Pon, pues, por obra aquellas cosas que total-