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XI
M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

discípulos que la difundieron é hicieron muy recomendable en los siglos subsiguientes; bien que discrepando algunos de ellos entre si, más en las palabras que en las sentencias, é interpretándolas á su modo, dieron después motivo á que se suscitasen varias sectas filosóficas, tomando cada cual el nombre del autor ó de su patria.

Los discípulos que principalmente sostuvieron la escuela socrática, bien imitando la vida del maestro, ó bien declarando por escritos el sistema que habían aprendido, fueron Xenofonte, Esquines, Cebes, Simón, Glauco y Simmias, todos conocidos por la denominación de socráticos; á diferencia de Aristipo Cirenese, Euclides Megarense, Fedón Eleo y su sucesor Menedemo, natural de Eretria, que fueron respectivamente autores de la filosofía Cirenaica, Megárica, Eliaca ó Eretriaca.

Reducíase la filosofía Cirenaica á persuadir que el sumo bien sólo consistía en el deleite, y las demás á enseñar sofismas y altercaciones importunas; de modo que nada se concluia de sus disputas ertsticas, ó sean contenciosas, á imitación de lo que se experimenta hoy día entre muchos escolásticos propensos á seguir aquel sistema, por más que se declame en contrario.

El más sobresaliente entre los discípulos de Sócrates fué Platón, fundador de la Academia antigua, habiéndose propuesto dar una idea de la prudencia civil y de la política más sana que debe caracterizar al sujeto á cuyo cargo esté el buen régimen y felicidad de la República, asentando por basa fundamental de uno y otro la equidad y orden entre los ciudadanos que la compongan.