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MORALISTAS GRIEGOS.

todos tenemos una misma razón, con la que somos racionales; y si esto es así, igualmente estamos dotados de una razón práctica de lo que se debe hacer ó no; si esto es cierto, á todos nos comprende una misma ley; y si nos comprende, todos somos conciudadanos; y si lo somos, todos participamos de alguna parte de la policía común; y si todo es verdad, viene á ser el mundo un estado universal. Pues si no, que diga alguno, ¿de qué otro estado común podrá participar todo el linaje humano? Sin duda que de aquí, de esta común ciudad del universo nos viene á nosotros la facultad de entender y de usar de razón, como también de poder obrar según ley; y si no, ¿de dónde nos proviene? Porque asi como la parte térrea que tengo en mí la tengo tomada del elemento de la tierra, la húmeda tomada de algún otro elemento, la aérea tomada de cierto origen, y la cálida é ignea tomada de su origen particular (supuesto que nada viene de la nada, al modo que nada va á parar á la nada), así[1] también de alguna parte nos viene el principio de entender.

La muerte y la generación, cosas entre si muy zar la divinidad en tantas partículas principales, y en no hacer al alma una criatura hecha de la nada.

[1] De un error quiere M. Aurelio colegir una verdad, nomirando posible la creación; punto en que casi toda la Filosofia pagana deslizó. Buscaba el origen ó fuente de la naturaleza racional ó alma humana, y no hallándolo en los cuerpos, lo derivaba de Dios, el cual se partiese en tantas porciones de razón cuantas fuesen las naturalezas racionales; y asi puede aplicarse á esta Filosofia de nuestro Emperador lo que dice Virgilio de la Sibila de Cumas, lib. Iv.

Horrendas canit ambages, antróque remugit, Osccuris vera involvens.


  1. 1,0 1,1