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MORALISTAS GRIEGOS.

ya lo acabó de vivir, ó es incierto si lo vivirá, Es, pues, un nada lo que uno vive, un nada el rincón de la tierra en donde pasa su vida, un nada la más extendida fama de la posteridad, fama propagada por la sucesión[1] de unos hombrecillos que muy en breve se morirán, y que no conociéndose bien á sí mismos, están muy lejos de poder juzgar de los que tanto antes murieron.

A los avisos que llevo dichos debe añadirse uno más, y es, que siempre se haga la definición[2] ó la descripción de aquello que nos presentare la imaginación, de modo que distintamente contemple uno cuál es su naturaleza, tomada de por si precisamente, y mirada según todas sus partes; y que tammaban ánpontwaia, y también ánpóntwtov. Zenón definió esta aproptosía (Laërt., lib. VII) Arte de saber dar ó retener el asenso. El vicio contrario era la temeridad en asentir.

Eran muy exactos en este punto: primero rechazaban la incomprensibilidad de los objetos, ni podian sufrir la retención perpetua, declarándose á favor del criterio de la vcrdad, que ponian en el carácter, nota, insignia ó distintivo que en las ideas ó especies muchas veces en si descubriesen. Después asentaban aquella su paradoja : sapientem non opinari; la razón era, el que reputaban por una grande falta el asentir cuando la idea no llevase la nota de la verdad.

[1] Cicerón, in Somn. Scip., comprueba esta máxima.

[2] M. Aurelio nos da los elemeutos de una critica moral muy interesante cuando nos aconseja hacer la precisión y examen del noinbre, de la sustancia, de las partes, de la relación, del fruto y del fin de cada cosa que se nos presenta. Antes habia Cicerón mostrado las fuentes de donde nace la perversidad y corrupción de nuestros juicios prácticos, asegurando ser la mala educación, peor disciplina doméstica y ninguna buena enseñanza de los inaestros, etc.

Tusc. QQ., lib. 11, cap. 1x, y se verán también en Persio, sat. 3, desde el verso: Discite vos miseri, et causus cognoscite rerum.


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1