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Notas.


    Llorad ojos noche y dia; no os canseis, que algun tiempo gozareis. Llorad mi mal y tristura con tal fé, tal confianza, que si os vence desventura no se pierda la esperanza. No os canseis, que algun tiempo gozareis. No os canseis de tul pasion, pues vosotros merecistes que sufriese el corazon lo que vosotros hicistes. Llorad y sufrid muy tristes; no ceseis, que algun tiempo gozarcis. 103 Juan de la Encina, Naharro, Castillejo, Timoneda y otros acostumbraron á concluir sus fábulas teatrales con un villancico. En las iglesias se cantaron tambien, sirviendo de adorno al diálogo que se recitaba entre ángeles y pastores, celebrando el misterio de la Eucaristía, y mas comunmente el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Todavía dura este género de composiciones, aunque no siempre exentas de frialdades, bajezas y chocarrerías poco convenientes á la magestad del culto. Tal vez las han cantado los ciegos á las puertas de las tabernas al mismo tiempo que se entonaban con solemnidad en la iglesia. Véanse algunas colecciones impresas de los villancicos y moteles que se han cantado de dos siglos á esta parte en las catedrales de España, y se hallará cuán importante es que la autoridad