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Discurso

antiguos y modernos, su conocimiento práctico de caracteres y costumbres nacionales. Si con estas prendas no aspiró á la gloria que adquirieron en Francia algunos años despues Corneille y Moliere, esta es la sola culpa de que se le puede acusar.

El teatro español que, como ya se ha dicho, empezó en el templo, sujetaba á la ficcion escénica los misterios de la Religion. En el templo, y despues en las plazas y corrales, se oyó la voz de Dios, la de Cristo, la de su divina Madre, la de los apóstoles y mártires: los ángeles, los diablos, los vicios y las virtudes eran figuras comunes en aquellos dramas. Esto no lo inventó Lope, ya lo halló establecido en los teatros de su nacion. Si enredó sus fábulas con inverosimil artificio, huyendo el orden natural en que se suceden unos á otros los acaecimientos de la vida, si mezcló en ellas altos y humildes personages, acciones heróicas y plebeyas, si pasó los términos del lugar y el tiempo, si faltó á la historia y á los usos característicos de las naciones; los poetas que le habian precedido le dieron ejemplo. Si puso en el