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DE LOS PEDANTES

mas. ¿Pero no sabremos?..... No hay mas que saber, añadió Ercilla, sino buscar á Apolo, darle parte de lo que pasa y acudir todos á la defensa, sin andarse en aqui me la puse, ni en tú te la tienes, Pedro.

¡Cáspita, dijo Mercurio, y en qué lindo dia me he venido á comer á esta maldita casa! Bien hacia yo en no querer admitir el convite por mas que mi hermano me molia á recados todos los domingos: mi padre come mucho mejor que él, y mas me gustan dos tragos de néctar que tres pucheros de agua fresca de Aganipe: no, si yo no fuera tonto, no me sucederia esto. ¡Majadero de mí que podria estar ahora en el Olimpo, mientras mi madrastra duerme la siesta, jugando con Hebe á la pízpirigaña y al salta tú, y no que ahora el diantre sabe lo que me aguarda. ¡Voto va mi fortuna!

Esto decia Mercurio lleno de indignacion; y mientras unos llevaban á acostar á la triste Clio, y otros buscaban á Esculapio que estaba hervorízando en un tejado húmedo, y otros corrian desatinados de una parte á otra, él marchó en diligencia á la alcoba de Apolo, que muy ageno de lo que pasaba roncaba todavia como un Provincial.