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ACTO I, ESCENA II.
D. GREGORIO.

Usted calle, señorita, que ya la explicare yo á usted si es bien hecho querer salir de casa sin que yo se lo proponga, y la lleve, y la traiga, y la cuide.

DOÑA LEONOR.

¿Pero qué quiere usted decir con eso?

D. GREGORIO.

Señora Doña Leonor, con usted no va nada. Usted es una doncella muy prudente. No hablo con usted.

DOÑA LEONOR.

¿Pero piensa usted que mi hermana estará mal en mi compañía?

D. GREGORIO.

¡Oh, qué apurar! (Suelta el brazo de Doña Rosa y se acerca adonde están los demás.) No estará muy bien, no señora, y hablando en plata, las visitas que usted la hace me agradan poco, y el mayor favor que usted puede hacerme, es el de no volver por acá.

DOÑA LEONOR.

Mire usted, señor Don Gregorio, usando con usted de la misma franqueza, le digo, que