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Advertencia.

inútiles, indignos de mezclarse entre los grandes intereses y afectos que en ella se presentan. Vuelve tal vez á levantarse, y adquiere toda la agitacion y movimiento trágico que la convienen, para caer despues y mudar repentinamente de caracter, haciendo que aquellas pasiones terribles, dignas del coturno de Sófocles, cesen y den lugar á los diálogos mas groseros, capaces solo de excitar la risa del vulgo. Llega el desenlace donde se complican sin necesidad los nudos, y el autor los rompe de una vez, no los desata, amontonando circunstancias inverisímiles que destruyen toda ilusion, y ya desnudo el puñal de Melpomene, le baña en sangre inocente y culpada; divide el interes y hace dudosa la existencia de una providencia justa, al ver sacrificados á sus venganzas en horrenda catástrofe el amor incestuoso y el puro y filial, la amistad fiel, la tiranía, la adulacion, la perfidia y la sinceridad generosa y noble. Todo es culpa, todo se confunde en igual destrozo.

Tal es en compendio la tragedia de Hamlet, y tal era el caracter dramático de Shakespeare. Si el traductor ha sabido desempeñar la obligacion que se impuso de presentarle como es en sí, no añadiéndole defectos, ni disimulando los que halló en su obra, los inteligentes deberán juzgarlo. Baste decir, que para traducirla bien, no es suficiente poseer el idioma en que se escribió, ni conocer la alteracion que en él ha causado el espacio de dos siglos, sin identificarse con la indole poética del autor, seguirle en sus raptos, precipitarse con él