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Un drama.

Es la única manera de que abandone á esa mujer que le vuelve loco, antes de que ya sea imposible el salvarle. (Recostándose en el fondo de la góndola). ¡El amor, el amor! Si no existieran los celos, sería un paraíso sin serpiente.


ESCENA II


LOS MISMOS.


Rafael entra en la góndola. El día comienza á clarear.


Jacobo. ¡Aún no brilla el horizonte del mar con la primera luz, y ya estás de vuelta! Has cumplido tu palabra.
Rafael. Me he acordado de tí.
Jacobo. Ya lo sabía yo.
Rafael. ¿Y qué hacemos ahora?
Jacobo. Cálate la capucha... pon mano al remo, y á volar en dirección de la rada. Pero ¡calle! parece que tienes fiebre... á ver, á ver esa herida...; y dijiste que no era nada, que no la sentías apenas?...
Rafael. Ahora me incomoda un poco.
Jacobo. ¡Ahora!... Suelta ese remo, échate en el fondo de la góndola y descansa.
Rafael. No... estoy bien así...