gos, de los vestiglos y las monstruosas esfinges que trepan por entre las revueltas hojas de piedra á lo largo de las agujas de las torres; yo soy la fantástica campana de la tradición y la leyenda, que voltea solo en la noche de difuntos tañida por una mano invisible.»
« Yo soy la campana de los cuentos medrosos, de las historias de los aparecidos y de las almas en pena; campana cuya vibración indescriptible y extraña solo encuentra eco en las imaginaciones ardientes.»
« A mi voz, los caballeros armados de todas armas se levantan de sus góticos sepulcros, los monjes salen de las oscuras bóvedas en que duermen el último sueño al pie de los altares de su abadía, y los camposantos abren de par en par sus puertas para dejar paso al tropel de amarillos esqueletos que acuden presurosos á danzar en vertiginosa ronda en torno al puntiagudo chapitel que me cobija.»
« Cuando mi imponente clamor sorprende á la crédula vieja al pie del antiguo retablo cuyas luces cuida, cree ver por un momento los ánimas del cuadro danzar entre las llamas de bermellón y ocre al escaso resplandor del moribundo farolillo.»
«Cuando mis sordas vibraciones acompañan el monótono relato de la antigua conseja que escuchan absortos los chicos agrupados junto al hogar, las lenguas de fuego rojas y azules que se deslizan