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El carnaval.

ginal. El Carnaval de la Pradera, es, si no una noche, un verdadero día de Walpurgis, con sus sombras infernales, sus visiones horribles, sus carcajadas extridentes, su confuso vocear, su abigarrado conjunto y su confusión indecibles. Baco en otro tiempo no recorriera con más gusto la India en su carro de triunfador, que hoy pasean en el Carnaval su tirso de pámpanos por entre estos animados grupos que le rinden adoración con sus frecuentes libaciones. Sileno creería encontrarse en un coro de monjes, si las antiguas bacantes resucitaran para ocupar el lugar de los vinosos que allí le circundan.

Tal es el Carnaval en Madrid. Así, revolcándose entre el légamo de la vanidad las necesidades y el vino, agoniza en medio de la atmósfera del siglo XIX por falta de aire que purifique sus pulmones, el Carnaval de la tradición y de la historia. Derramemos una lágrima á la cabecera de su lecho de muerte, y preparémonos á poner el inútil antifaz y el cetro de cascabeles sobre su tumba.


11 de Febrero de 1866.