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Los dos compadres.
tros héroes, pone punto al diálogo. El anfitrión con palabras balbucientes, anuncia que ha llegado el momento de partir, y da un último abrazo á su huésped, el cual después de un resoplido previo, se levanta sobre sus enormes pies, firme y derecho como una columna. El uno, un poco á gatas, otro poco agarrándose á las paredes, pero siempre digno, vuelve á su hogar. El otro, pausado y magnífico, llevando sobre sus hombros el peso de la chispa con el respeto y el orgullo con que un elefante llevaría la tienda de oro y brocado de un rey persa, se encamina á su posada.
Media hora después de haberse separado ambos compadres, duermen con el sueño de los justos.