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Las dos olas.

Buen Retiro, y en la fuente de las Cuatro Estaciones! ¿Y qué pondríamos debajo de la lámina? Porque lo primero que necesita un grabado, como un libro ó una comedia, es un título: ¿pondríamos Retrato de la sobrina del autor? ¡Estaría chistoso! En el retrato de una persona sin importancia para la generalidad, sólo puede apreciarse el parecido ó las condiciones de la ejecución... Lo primero es grave asunto sólo para la familia; de la ejecución y el color, ¿qué puede quedar en las columnas del periódico?

— ¿Es decir — objeté yo — que usted cree que un retrato... este que tenemos delante, no es más que una fotografía iluminada... y el arte no va más allá?

— Nada menos que eso... ciertamente: el cariño que me inspiraba el modelo, la ternura de que es objeto para mí y los míos, algo particular que había en la atmósfera que lo rodeaba cuando manché la tela en la playa de Biarritz teniendo el mar Cantábrico por fondo, aquel mar cuyas olas vienen de tan lejos — acaso de las remotas playas en que ella ha nacido — ¿que sé yo? una porción de cosas que pude sentir entonces y recuerdo ahora, contribuyen á que este retrato tenga algo especial para mí, algo semejante al eco de una idea confusa que nada determina, y á la que no obstante responden vibraciones lejanas de vagos sen-