Bajo los montes muy alto
un azor vide volar,
tras del viene una aguililla
que lo afincaba muy mal.
En efecto: trábase la lucha y el choque de las armas, la estruendosa vocería de los combatientes
y el agudo clamor de las trompetas ensordecen los montes vecinos, cuyas enormes cuencas repercuten de una en otra este rumor, como durante la
tempestad repercuten el trueno.
El sol comienza á trasponer las colinas que limitan la llanura por la parte del ocaso y aún dura la refriega; pero ya la fortuna inclina la balanza en contra del Emperador; unos tras otros, once de sus más ilustres capitanes han sucumbido; solo sobrevive Roldan en el lastimoso estado en que le pinta el poeta:
Apartado del camino,
por un valle muy cerrado
vi venir un caballero
en un herido caballo;
de la sangre que le corre
deja un lastimoso rastro.