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Roncesvalles.

tre el vulgo. A su soplo se había desbaratado en mi imaginación todo el fabuloso cielo de Carlo-Magno, y la Tabla Redonda con sus Doce Pares, Bernardo y Marsilio, Durandarte y Roldan, se habían desvanecido como fantasmas fingidos por la niebla, ante la luz del análisis filosófico. Pero en aquel momento, ¿qué me importaba ya de la historia, si la historia era para mí el pueblo, que relata aún esta jornada con vivísimos colores y detalles sorprendentes; el romancero nacional, cuyos versos pintan las escenas con una verdad y una valentía asombrosas?


Blasonando está el francés
contra el ejército hispano,
por ver que cubren sus gentes
sierra, monte, campo y llano.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Van los Doce de la fama
con el viejo Carlo-Magno,
haciendo alarde de reinos
que en poco tiempo han ganado;
los estandartes despliegan
de flores de lis bordados,
diciendo que han de añadirles
un castillo y un león bravo.