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Gustavo A. Becquer

XXVII.

 
Despierta, tiemblo al mirarte;
Dormida me atrevo á verte;
Por eso, alma de mi alma,
Yo velo mientras tú duermes.

Despierta, ríes; y al reir, tus labios
Inquietos me parecen
Relámpagos de grana que serpean
Sobre un cielo de nieve.

Despierta, los extremos de tu boca
Pliega sonrisa leve,
Suave como el rastro luminoso
Que deja un sol que muere...
— ¡Duerme!

Despierta, miras, y al mirar, tus ojos
Húmedos resplandecen
Como la onda azul, en cuya cresta
Chispeando el sol hiere.