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Gustavo A. Becquer.
Recóndita atracción;
Raudal en cuyas ondas
Su sed la fiebre apaga;
Oasis que al espíritu
Devuelve su vigor...
¡Tal es nuestra razón!
Con ambas siempre en lucha
Y de ambas vencedor,
Tan sólo el genio puede
A un yugo atar las dos.
IV.
No digáis que agotado su tesoro,
De asuntos falta, enmudeció la lira:
Podrá no haber poetas; pero siempre
Habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
Palpiten encendidas;
Mientras el sol las desgarradas nubes
De fuego y oro vista;
Mientras el aire en su regazo ve
Perfumes y armonías;