Nadie mejor que él sabe sintetizar en sus obras las creencias, las aspiraciones y el sentimiento de una época.
Él forjó esa maravillosa epopeya celeste de los dioses del paganismo, que después formuló Homero,
Él ha dado el ser á ese mundo invisible de las tradiciones religiosas, que puede llamarse el mundo de la mitología cristiana.
Él inspiró al sombrío Dante el asunto de su terrible poema.
Él dibujó á D. Juan.
Él soñó á Fausto.
Él, por último, ha infundido su aliento de vida á todas esas figuras gigantescas que el arte ha perfeccionado luego, prestándoles formas y galas.
Los grandes poetas, semejantes á un osado arquitecto, han recogido las piedras talladas por él, y han levantado con ellas una pirámide en cada siglo.
Pirámides colosales, que dominando la inmensa ola del olvido y del tiempo, se contemplan unas á otras y señalan el paso de la humanidad por el mundo de la inteligencia.
Como á sus maravillosas concepciones, el pueblo da á la expresión de sus sentimientos una forma especialísima.
Una frase sentida, un toque valiente ó un rasgo