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Gustavo A. Becquer.

leta del pintor con sus infinitos recursos, ¿como podrá llegar mi pluma, sin más medios que la palabra, tan pobre, tan insuficiente para dar idea de lo que es todo un efecto de líneas , de claro-oscuro, de combinación de colores , de detalles que se ofrecen juntos á la vista, de rumores y sonidos que se perciben á la vez, de grupos que se forman y se deshacen , de movimiento que no cesa , de luz que hiere, de ruido que aturde, de vida, en fin , con sus múltiples manifestaciones, imposibles de sorprender con sus infinitos accidentes ni aun merced á la cámara fotográfica? Cuando se acomete la difícil empresa de descomponer esa extraña armonía de la forma , el color y el sonido ; cuando se intenta dar á conocer sus pormenores , enumerando unas tras otras las partes del todo, la atención se fatiga, el discurso se embrolla y se pierde por completo la idea de la íntima relación que estas cosas tienen entre sí, el valor que mutuamente se prestan al ofrecerse reunidas á la mirada del espectador, para producir el efecto del conjunto, que es, á no dudarlo, su mayor atractivo.

Renuncio, pues, á describir el panorama del mercado con sus extensos soportales, formados de arcos macizos y redondos sobre los que gravitan esas construcciones voladas, tan propias del siglo xvi, llenas de tragaluces circulares, de rejas de hierro labradas á martillo, de balcones imposibles