Página:Obras de Bécquer - Vol. 2.djvu/205

Esta página ha sido corregida
199
Desde mi celda.

Los diversos medios de locomoción de que he tenido que servirme para llegar hasta aquí, me han recordado épocas y escenas tan distintas, que algunos ligeros rasgos de lo que de ellas recuerdo, trazados por pluma más avezada que la mía á esta clase de estudios, bastarían á bosquejar un curioso cuadro de costumbres.

Como por todo equipaje no llevaba más que un pequeño saco de noche, después de haberme despedido de ustedes, llegué á la estación del ferrocarril á punto de montar en el tren. Previo un ligero saludo de cabeza dirigido á las pocas personas que de antemano se encontraban en el coche, y que habían de ser mis compañeras de viaje, me acomodé en un rincón esperando el momento de partir, que no debía tardar mucho, á juzgar por la precipitación de los rezagados, el ir y el venir de los guardas de la vía y el incesante golpear de las portezuelas. La locomotora arrojaba ardientes y ruidosos resoplidos, como un caballo de raza impaciente hasta ver que cae al suelo la cuerda que lo detiene en el hipódromo. De cuando en cuando, una pequeña oscilación hacía crujir las coyunturas de acero del monstruo; por último sonó la campana, el coche hizo un brusco movimiento de adelante á atrás y de atrás á adelante, y aquella especie de culebra negra y monstruosa partió arrastrándose por el suelo á lo largo de los rails y arrojando silbidos es-