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MAESE PÉREZ EL ORGANISTA


E

n Sevilla, en el mismo atrio de Santa Inés, y mientras esperaba que comenzase la Misa del Gallo, oí esta tradición á una demandadera del convento.

Como era natural, después de oirla, aguarde impaciente que comenzara la ceremonia, ansioso de asistir á un prodigio.

Nada menos prodigioso, sin embargo, que el órgano de Santa Inés, ni nada más vulgar que los insulsos motetes que nos regaló su organista aquella noche.

Al salir de la Misa, no pude por menos de decirle á la demandera con aire de burla:

—¿En qué consiste que el órgano de maese Pérez suena ahora tan mal?