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LA CREACIÓN

IX

La imaginación de los muchachos es un corcel, y la curiosidad la espuela que lo aguijonea y lo arrastra á través de los proyectos más imposibles. Movidos por ella los microscópicos cantores, comenzaron á trepar por las piernas de los elefantes que sustentan los círculos del cielo, y de uno en otro se encaramaron hasta el misterioso recinto, donde Brahma permanecía aún absorto en sus especulaciones científicas.

Una vez en la cúspide, los más atrevidos se agruparon alrededor de la puerta, y uno por el ojo de la llave, y otros por entre las rendijas y claros de los mal unidos tableros, penetraron con la mirada en el inmenso laboratorio, objeto de su curiosidad.

El espectáculo que se ofreció á sus ojos no pudo menos de sorprenderles.

X

Allí había diseminadas, sin orden ni concierto, vasijas y redomas colosales de todas hechuras y