pero distingamos bien las funciones de estos dos Amores.
»Toda accion en sí misma no es bella ni fea; lo que hacemos aquí, beber, comer, discurrir, nada de esto es bello en sí, pero puede convertirse en tal, mediante la manera como se hace. Es bello, si se hace conforme á las reglas de la honestidad; y feo, si se hace contra estas reglas. Lo mismo sucede con el amor. Todo amor, en general, no es bello ni laudable, si no es honesto. El Amor de la Venus popular es popular tambien, y sólo inspira acciones bajas; es el amor que reina entre el comun de las gentes, que aman sin eleccion, lo mismo las mujeres que los jóvenes, dando preferencia al cuerpo sobre el alma. Cuanto más irracional es, tanto más os persiguen; porque sólo aspiran al goce, y con tal que lleguen á conseguirlo, les importa muy poco por qué medios. De aquí procede que sienten afeccion por todo lo que se presenta, bueno ó malo, porque su amor no es el de la Venus más jóven, nacida de varon y de hembra. Pero no habiendo nacido la Venus celeste de hembra, sino tan sólo de varon, el amor que la acompaña sólo busca los jóvenes. Ligado á una diosa de más edad, y que, por consiguiente, no tiene la sensualidad fogosa de la juventud, los inspirados por este Amor sólo gustan del sexo masculino, naturalmente más fuerte y más inteligente. Hé aquí las señales, mediante las que pueden conocerse los verdaderos servidores de este Amor; no buscan los demasiado jóvenes, sino aquellos cuya inteligencia comienza á desenvolverse, es decir, que ya les apunta el bozo. Pero su objeto no es, en mi opinion, sacar provecho de la imprudencia de un amigo demasiado jóven, y seducirle para abandonarle despues, y, cantando victoria, dirigirse á otro; sino que se unen á ellos en relacion con el propósito de no separarse y pasar toda su vida con la persona que aman. Seria verdaderamente de desear que hubiese una ley que prohibiera amar á los demasiado jóvenes, para