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completa contradiccion con los sentimientos que el espíritu moderno y el cristianismo han hecho prevalecer. Porque tomando por punto de partida la definicion de Aristófanes de que el amor es la union de los semejantes, se llega á esta consecuencia: que el amor del hombre por la mujer y de la mujer por el hombre es el más inferior de todos, puesto que es la union de dos contrarios. Es preciso poner por cima de él el amor de la mujer, apetecido por las Tribades, y sobre estos dos amores el del hombre por el hombre, el más noble de todos. No sólo es más noble, sino que en sí mismo es el único amor verdadero y durable. Y así, cuando las dos mitades de un hombre doble, que se buscan sin cesar, llegan á encontrarse, experimentan en el acto el más violento amor, y no tienen otro deseo que el de unirse íntima é indisolublemente para volver á su primitivo estado. Este es el extremo en que la opinion de Aristófanes se aproxima á la de Eriximaco. Hay entre ellos este punto comun: que el amor considerado por uno como la armonía de los contrarios y por otro como la union de los semejantes, es para ambos el deseo de la unidad. Esta idea saca la teoría de la psicología y de la física para elevarla á la metafísica.

Agaton toma á su vez la palabra. Es poeta y hábil retórico tambien, y su discurso exhala un perfume de elegancia. Anuncia que va á completar lo que falta aún á la teoría del Amor, preguntándose desde luego cuál es su naturaleza, y atendida su naturaleza cuáles sus efectos. El Amor es el más dichoso de los dioses; es de naturaleza divina. ¿Y por qué el más dichoso? Porque es el más bello, y el más bello porque es el más jóven, escapa siempre á la ancianidad y es compañero de la juventud. Es el más tierno y el más delicado, puesto que no escoge su estancia sino en el alma de los hombres, que es despues de los dioses lo más delicado y lo más tierno que existe.