sobre la tierra y dichoso en el cielo, donde el que ha obrado bien recibe su recompensa. «Concluyo, dice Fedro, diciendo que, de todos los dioses, el amor es el más antiguo, el más augusto y el más capaz de hacer al hombre virtuoso y feliz durante la vida y despues de la muertę.»
Pausanias es el segundo en turno. Corrige, por lo pronto, lo que hay de excesivo en este entusiasta elogio. Despues precisa la cuestion, y coloca la teoría del Amor á la entrada del verdadero camino, del camino de una indagacion filosófica. El Amor no camina sin Venus, es decir, que no se explica sin la belleza; primera indicacion de este lazo estrecho, que se pondrá despues en evidencia, entre el Amor y lo Bello. Hay dos Venus: la una antigua, hija del cielo y que no tiene madre, es la Venus Urania ó celeste; la otra, más jóven, hija de Júpiter y de Dione, es la Venus popular. Hay por tanto dos Amores, que corresponden á las dos Venus: el primero, sensual, brutal, popular, sólo se dirige á los sentidos; es un amor vergonzoso y que es necesario evitar. Pausanias, despues de haber señalado desde el principio este punto olvidado por Fedro, estimando bastante estas palabras, no se fija más en él en todo el curso de su explicacion. El otro amor se dirige á la inteligencia, por lo tanto, al sexo que participa más de la inteligencia, al sexo masculino. Este amor es digno de ser honrado y deseado por todos. Pero exige, para que sea bueno y honesto, de parte del amante, muchas condiciones difíciles de reunir.—El amante no debe unirse á un amigo demasiado jóven, pues que no puede prever lo que llegarán á ser el cuerpo y el espíritu de su amigo; el cuerpo puede hacerse deforme, agrandándose, el espíritu corromperse; y es muy natural evitar estos percances, buscando jóvenes ya hechos y no niños. -El amante debe conducirse para con su amigo conforme á las reglas de lo honesto. «Es inhonesto conceder sus favores á un hombre vicioso por malos motivos.» No lo es ménos