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prepara al espíritu para oir la teoría que va á desenvolver naturalmente, y al propio tiempo con rigor lógico, en el discurso que cada uno de los convidados debe pronunciar sobre el Amor! ¡Y qué esmero para evitar la monotonía, conservando á estos sagaces contrincantes la manera de pensar y de decir acomodada al carácter y profesion de cada uno! Fedro habla como un jóven, pero jóven cuyas pasiones se han purificado con el estudio de la filosofia; Pausanias, como hombre maduro, á quien la edad y la filosofía han enseñado lo que no sabe la juventud; Eriximaco se explica como médico; Aristófanes tiene la elocuencia del poeta cómico, ocultando bajo una forma festiva pensamientos profundos; Agaton se expresa como poeta. En fin, despues de todos los demás y cuando la teoría se ha elevado por grados, Sócrates la completa y la expresa en un lenguaje maravilloso, propio de un sabio, de un inspirado.

Fedro toma primero la palabra, para hacer del Amor un elogio muy levantado. Este panegírico es el eco del sentimiento de esos pocos hombres, á quienes una educacion liberal ha hecho capaces de juzgar al amor aparte de su sensualidad grosera y en su accion moral. El Amor es un dios, y un dios muy viejo, puesto que ni los prosistas, ni los poetas, han podido nombrar á su padre ni á su madre; lo que significa, sin duda, que es muy difícil sin estudio explicar su orígen. Es el dios que hace más bienes á los hombres, porque no consiente la cobardía á los amantes y les inspira la abnegacion. Es como un principio moral que gobierna la conducta, sugiriendo á todos la vergüenza del mal y la pasion del bien. «De manera que si por una especie de encantamiento, un Estado ó un ejército sólo se compusiesen de amantes y amados, no habria pueblo que sintiera más hondamente el horror al vicio y la emulacion por la virtud.» En fin, es un dios que procura la felicidad al hombre, en cuanto le hace dichoso