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EUTIFRON Ó DE LA SANTIDAD.



EUTIFRON.—SÓCRATES.

¿Qué novedad, Sócrates? Abandonas tus hábitos del Liceo para venir al pórtico del Rey?[1] Tú no tienes, como yo, procesos que te traigan á aquí.

Lo que me trae aquí es peor que un proceso, es lo que los atenienses llaman negocio de Estado.

¿Qué es lo que me dices? Precisamente alguno te acusa; porque jamás creeré que tú acuses á nadie.

Seguramente que nó.

¿Es otro el que te acusa?

Si.

¿Y quién es tu acusador?

Yo no le conozco bien; me parece ser un jóven, que no es conocido aún, y que creo se llama Melito, de la villa


  1. Este pórtico del Rey era un lugar á la derecha del Cerámico, donde uno de los nueve Arcontes, que se llamaba el Rey, presidia durante su año, y conocia de los homicidios y de los ultrajes hechos á la religion.