porque daban estas órdenes á muchas personas para comprometer el mayor número de ciudadanos posible en sus iniquidades; y entonces yo hice ver, no con palabras sino con hechos, que la muerte á mis ojos era nada, permitaseme esta expresion, y que mi único cuidado consistia en no cometer impiedades é injusticias. Todo el poder de estos treinta tiranos, por terrible que fuese, no me intimidó, ni fué bastante para que me manchara con tan impía iniquidad.
Cuando salimos de Tolos, los otro cuatro fueron á Salamina y condujeron aquí Leon, y yo me retiré á mi casa, y no hay que dudar, que mi muerte hubiera seguido á mi desobediencia, si en aquel momento no se hubiera verificado la abolicion de aquel gobierno. Existe un gran número de ciudadanos que pueden testimoniar de mi veracidad.
¿Creeis que hubiera yo vivido tantos años si me hubiera mezclado en los negocios de la república, y como hombre de bien hubiera combatido toda clase de intereses bastardos, para dedicarme exclusivamente á defender la justicia? Esperanza vana, atenienses; ni yo ni ningun otro hubiera podido hacerlo. Pero la única cosa que me he propuesto toda mi vida en público y en particular es no ceder ante nadie, sea quien fuere, contra la justicia, ni ante esos mismos tiranos que mis calumniadores quieren convertir en mis discípulos.
Jamás he tenido por oficio el enseñar, y si ha habido algunos jóvenes ó ancianos que han tenido deseo de verme á la obra y oir mis conversaciones, no les he negado esta satisfaccion, porque como no es mercenario mi oficio, no rehuso el hablar, áun cuando con nada se me retribuye; y estoy dispuesto siempre á espontanearme con ricos pobres, dándoles toda anchura para que me pregunten, y, si lo prefieren, para que me respondan á las cuestiones que yo suscite.