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Marco Tulio Ciceron.

mas de culpa, aunque esto ha de hacerse con brevedad y resumiendo mucho, para que no parezca que, en vez de defender á uno, hemos tomado el papel de acusadores de otro.

Esto por lo que toca al acusador. El defensor, al contrario, dirá: ó que no hubo ese primer impulso, & caso que se conceda, procurará atenuarlo todo lo posible y mostrar que fué pequeño ó que no suelen derivarse tales hechos de semejantes causas. Para esto, expliquese la fuerza y naturaleza de aquella pasion que se considera como impulso, y trayendo ejemplos y semejanzas, interprétese la pasion en el sentido más moderado, para que se vaya sosegando el ánimo de los oyentes impresionados por el relato de un hecho cruel y turbulento, acomodándose así la oracion al intimo y oculto estado de la conciencia.

Debilitará las sospechas del raciocinio, mostrando quo no hubo ventaja alguna, o que fué pequeña, ó mayor para otros que para él, ó igual, ó que hubo para él más daño que provecho, de modo que éste no pueda compararse con el peligro ó con los inconvenientes que subsiguieron. Si dijere el acusador que el reo habia obrado, no por una ventaja positiva ó por evitar algun mal, sino por una falsa opinion de estas cosas, demuestre el defensor que nadie hay lan necio que en caso semejante pueda ignorar la verdad. Si esto se concede, no puede negarse la ignorancia del reo, sino decir que éste no dudó un punto en tener lo verdadero por verdadero y lo falso por falso: si lo dudó, fuó suma locura arrojarse á un peligro cierto por una dudosa esperanza. De la misma manera que el acusador puede valerse de los argumentos del defensor para apartar de otros la culpa, así el reo, so valdrá de los mismos lugares comunes que el acusador, cuando quiera hacer recaer la culpa en otros.

De las personas nacerá la conjetura si nos fijamos en todos los atribulos que de ellas pueden predicarse, como vimos en el primer libro; á veces nace sospecha del nombre,