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Marco Tulio Ciceron.

tigo una maldad voluntaria, aunque á veces conviene tolerar algo la imprudencia. En el lugar sétimo subirá de punto la indignacion: calificaremos el hecho de horrible, cruel, nefando, tiránico, consumado por fuerza ó por soborno; cosas remolisimas de lo legal y de todo dorecho.

Demostraremos en el oclavo lugar que el hecho no es comun ni frecuente áun entre los hombres más audaces y depravados, ni se ha oido de naciones bárbaras ó de bestias feroces. Así pueden calificarse los atentados crueles contra padres, hijos, cónyuges, consanguineos, suplicantes, etc., y sucesivamente contra los mayores en edad, huéspedos, vecinos, amigos, compañeros de vida ó de educacion, maestros, etc.; o contra los muertos, contra los infelices y dignos de misericordia, contra hombres ilustres, nobles y que ban tenido grandes honores, contra los quo no pueden ofender ni defenderso, vg., niños, viejos, mujeres. Eat todos estos casos puede excitarse una violenta indignacion y odio contra el criminal. En nono lugar se compara el érimen con otros tenidos por tales, mostrando por la comparacion cuánto más atroz é indigno es aquel de que se trata.

En el décimo lugar se recogen todos los antecedentes y consecuencias del crimen, haciendo nolar lo que tienen de indignos y criminales, y poniendo (digámoslo así) la cosa ante los ojos, para que lo que es indigno le parezca indigno al oyente, lo mismo que si hubiera presenciado el hecho. Enundécimo lugar se muestra que este ha sido cometido porquien menos debia, por quien, si otro lo hubiera intentado, debiera reprimirlo. En duodécimo lugar cabe la indignacion de que esto haya sucedido por primera vez én nuestros tiempos. En décimotercio lugar puede mostrarse que en el ofensor hubo soberbia mezclada con arrogancia, excitando así el odio contra estas inalas cualidades. En décimocuarto lugar, pediremos á los oyentes que tomen como propias las ofensas; que si son padres, piensen en sus hijos; si maridosen sus mujeres; si la injuria ha sido contra un anciano, que