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De la invencion retórica.

do; luego le robaste.» A esto se responde bien diciendo que el caballo fué una presa que hiciste á los enemigos. La falta de este miembro debilita la enumeracion.

Puede contestarse de otra manera, esto es, diciendo lo contrario, por ejemplo, si se puede probar que el caballovino por herencia. O si se puede conceder sin inconveniente alguno de los términos, por cjemplo, cuando el adversario dice: «o has querido poner asechanzas, ó complacer al amigo, ó te has dejado llevar por la codicia,» puedes contestar que bas querido dar gusto al amigo.

La conclusion simple se refuta mostrando que lo que se da como consecuencia no se deduce necesariamente de lo anterior. Por ejemplo son consecuencias necesarias estas: «si respira, vive;» «si es de dia, hay luz. Pero puede demostrarse que no lo son estas otras: «si es madre, ama á su hijo;» «si alguna vez pecó, nunca se corregirá,» Este género y los demas argumentos de necosidad y su refutacion Lienen mayor fuerza y alcance que lo que aqui exponemos; pero el conocimiento de este artificio no puede añadirse á ninguna parte de la oratoria en especial, sino que ella por sf y separadamente requiere largo y dificil estudio, que quizá le dedicaré yo en otra ocasion. Ahora baste con estos preceptos de la Retórica, acomodados al uso oratorio. Con ellos podrá debilitarse cualquier argumento que no se quiepa conceder.

Cuando se concede el argumento y se niega la complexion, ha de considerarse si se concluye una cosa y se dice otra, vg.: si dice uno que ha estado en el ejército, el adversario podrá argumentar así: «Si hubieses ido al ejército te hubieran visto los tribunos militares: es así que no to vieron; luego no estuviste en el ejército.» Aqui se ha de conceder la proposicion y el medio, pero no la complexion, porque se ha inferido otra cosa que lo que se debia.

Para que mejor se comprendiera esto, pusimos un ejemplo donde el vicio es grande y manifesto; poro muchas ve-