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De la invencion retórica.

que era Hicito.» Réplica: «pero como hiciste lo que no debias, segun la ley eres digno del suplicio.» La controversia es: «si hizo por ignorancia lo que no debia, ¿es digno da suplicio?»

En la casualidad estribe la concesion, cuando se demuestra que algun imprevisto accidente se ha opuesto á la voluntad, vg.: «Era ley entre los Lacedemonios que si el comisionado para traer las victimas no las presentaba el dia señalado, se le condenase á pena capital. Acercábase el dia del sacrificio, y comenzó él á traer las victimas, del campo á la ciudad. Hinchado con las grandes lluvias el Eurótas, rio que corre junto á Lacedemonia, iba lan impetuoso y crecido, que era imposible pasar las victimas. El que las guiaba púsolas á la una parte del rio, en sitio donde pudieran verse desde la ciudad, para mostrar asi su buen deseo. Convenciéronse todos de que la súbita erecida del rio habia sido ol único impedimento, y sin embargo, algunos le acusaron capitalmente: «Las víctimas que debías dar para el sacrificio no estuvieron á tiempo.» Defensa: «Concedo; pero es porque el rio creció de pronto, y fué imposible pasarlas.» Réplica: «Pero como no hiciste lo que manda la ley, cres digno del suplicio.»» Cuestion: ¡Es digno de suplicio, por haber contravenido á la ley, á causa de la crecida del rio?» Con la necesidad ó fuerza mayor puede tambien defenderso el reo, vg.: «Es ley entre los Ródios, que si se encuer tra en el puerto una nave rostrada, se ponga en venta. Levanlada una gran tempestad, la fuerza de los vientos arrojó una nave al puerto de Ródas, bien á pesar de los navegantes. El cuestor pone la nave en pública almoneda. El dueño de la nave lo resiste. Acusacion: «Una nave rostrada ha entrado en el puerto.» Se concede, pero añadiendo esta ra zon: «La fuerza y necesidad nos compelieron.» Réplica: «Es preciso que se cumpla la ley respecto á esta nave.» Cuestion: «Mandando la ley que se saque á venta pública toda nave rostrada que entre en el puerto, y habiendo en