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NOVELAS Y FANTASIAS
quilo, recalcando cada letra, mientras llenaba de champagne su copa y la mia.
La ví palidecer detrás de la careta; se estremeció toda... Luego, viéndome tan tranquilo, hizo un sobrehumano esfuerzo, logró reponerse, y su primera acción fué descubrirse el rostro; yo la miré impasible.
Estaba muy pálida, sus lábios temblaban, aunque casi imperceptiblemente, y sus ojos lanzaban rayos.
— Sí, soy Laura, murmuró.
Incliné la cabeza, como diciendo que ya estaba convencido de ello.
Despues, un silencio de un minuto reinó en el saloncito particular.
— Bebamos, dije con cierta indiferencia, levantando mi copa de champagne para romper las hostilidades.
Ella tomó la copa del espumante vino, y llevándola á los lábios: