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NOVELAS Y FANTASIAS
- ¡He vencido! exclamó la inocente, luego que, temblorosa, hubo llegado á su cuarto sin que nadie la oyese. Acostóse en su lecho casto aun, que á su contacto perdió la virginidad, y permaneció lo que restaba de la noche sin poder conciliar el sueño.
- ¡El triunfo es mio! decía. Elena ha sido derrotada... ya no tengo qué temer.
¡Y ni por un instante, la acometió el pensamiento de que todo aquello fuese un engaño!