no es su vida, es su alma; no es su alma, es más... He visto esas luces sirviendo de pendientes á mi amada; eran brillantes mas espléndidos que los brillantes mismos; eran séres, era la naturaleza viva, palpitante aún, sirviendo de adorno á la hermosura; era una criatura bella, iluminando el rostro de una criatura más bella aún; era la luz, esclava de la mujer, que es también luz....
¡Las luciérnagas! Ved cómo se incéndian y se apagan, y filosofad en seguida.
¿No es la luciérnaga imágen de nuestra felicidad?... Mirad cómo resplandece aquella durante su rápido vuelo; pronto; ¡ay! ocultará sus fosforescentes fulgores bajo sus negras alas. ¿Volverá á brillar?
.... ¡Quien sabe! Puede que el infeliz insecto, caido sobre el polvo del camino, carezca ya de fuerza suficiente para agitar de nuevo sus alas; puede que no tor-