posible, formaron círculo, y para extremar la semejanza, hizo pasar la cadena á través del círculo en dos diámetros formando ángulos rectos, según el método adoptado por los cazadores de Borneo para la caza de grandes monos.
La gran sala en la que debía tener lugar el baile era una pieza circular muy elevada que recibía la luz del sol por una sola ventana abierta en el techo. Por la noche era iluminada por medio de una gran araña suspendida de una fuerte cadena montada sobre una polea, á fin de poderla subir y bajar; pero para evitar todo lo que pudiese perjudicar á la elegancia, la parte libre de la cadena caía fuera de la cúpula sobre el tejado.
El decorado de la sala había sido dejado al cuidado de Tripetta, pero en algunos detalles había sido probablemente guiada por el tranquilo juicio de su amigo el enano. Según su consejo se quitó la araña por esta vez, pues el goteo de las bujías, que hubiera sido dificil evitar en medio de una atmósfera tan elevada, hubiera manchado los ricos trajes de los invitados, que á causa de la gran concurrencia, no hubieran podido todos evitar el centro, es decir, el lugar que ocupaba la araña. Colocáronse nuevos candelabros alrededor de la sala, y en la mano de cada una de las cincuenta cariátides pegadas contra la pared se colocó una antorcha que despedía perfume agradable.
Los ocho orangutanes, siguiendo el consejo de Hop-Frog, aguardaron pacientemente para hacer su entrada hasta que la sala estuviese llena de máscaras, es decir, hasta la media noche. Pero apenas acababa de sonar el reloj, cuando se precipitaron ó más bien rodaron en