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La gitanilla.

lió un rumor que encarecia la belleza y donaire de la Gitanilla, y corrian los muchachos á verla y los hombres á mirarla; pero cuando la oyeron cantar, por ser la danza cantada, allí fué ello, allí sí que cobró aliento la fama de la Gitanilla, y de comun consentimiento de los diputados de la fiesta, desde luego le señalaron el premio y joya de la mejor danza; y cuando llegaron á hacerla en la iglesia de Santa María, delante de la imágen de la gloriosa Santa Ana, despues de haber bailado todas, tomó Preciosa unas sonajas, al són de las cuales, dando en redondo largas y ligerísimas vueltas, cantó el romance siguiente:

Arbol preciosísimo,
Que tardó en dar fruto
Años que pudieron
Cubrirle de luto,
Y hacer los deseos
Del consorte puros,
Contra su esperanza
No muy bien seguros;
De cuyo tardarse
Nació aquel disgusto,
Que lanzó del templo
Al varon más justo:
Santa tierra estéril,
Que al cabo produjo
Toda la abundancia
Que sustenta el mundo;
Casa de moneda,
Do se forjó el cuño
Que dió á Dios la forma
Que como hombre tuvo;
Madre de una hija,
En quien quiso y pudo
Mostrar Dios grandezas