que rubíes y perlas bordan.
Allí va el furioso Marte en la persona curiosa de más de un gallardo joven, que de su sombra se asombra.
Junto a la casa del Sol va Júpiter; que no hay cosa difícil a la privanza fundada en prudentes obras.
Va la Luna en las mejillas de una y otra humana diosa; Venus casta, en la belleza de las que este cielo forman.
Pequeñuelos Ganimedes cruzan, van, vuelven y tornan por el cinto tachonado desta esfera milagrosa.
Y para que todo admire y todo asombre, no hay cosa que de liberal no pase hasta el extremo de pródiga.
Milán con sus ricas telas allí va en vista curiosa; las Indias con sus diamantes, y Arabia con sus aromas.
Con los mal intencionados va la envidia mordedora, y la bondad, en los pechos de la lealtad española.
La alegría universal, huyendo de la congoja,