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y qué yerno! Al punto, a ser causa justa cantánades triunfos.

Pero vos, humilde, fuistes el estudio donde vuestra hija hizo humildes cursos, y agora a su lado, a Dios el más junto, gozáis de la alteza que apenas barrunto.

17 El cantar de Preciosa fué para admirar a cuantos la escuchaban. Unos decían: "¡Dios te bendiga, la muchacha!" Otros: "Lástíma es que esta mozuela sea gitana! En verdad en verdad que merecía ser hija de un gran señor." Otros había más groseros, que decían: "Dejen crecer a la rapaza; que ella hará de las suyas! ¡A fe que sc va añudando en ella gentil red barredera para pescar corazones!" Otro más humano, más basto y más modorro, viéndola andar tan ligera en el baile, le dijo: "A ello, hija, a ello! ;Andad, amores, y pisad el polvito atán menudito!" Y ella respondió, sin dejar el baile: "Y pisárelo yo atán menudó!" Acabáronse las vísperas, y la fiesta de Santa Ana, y quedó Preciosa algo cansada; pero tan celebrada de hermosa, de aguda y de discreta, y de bailadora, que a corrillos se hablaba della en toda la Corte. De allí a quince días volvió a Madrid