señor, vuestra cortesía, y grande vuestra confianza; ¿cómo? y tan presto os habéis arrojado a emprender una hazaña llena de inconvenientes?
Y qué sabéis vos, señor, si os lleva mi hermano a Ferrara o a otra parte? Pero donde quiera que os llevare, bien podéis hacer cuenta que va con vos la fidelidad misma, aunque yo como desdichada en los átomos del sol tropiezo, de cualquier sombra temo; y ¿no queréis que tema, si está puesta en la respuesta del duque mi vida o mi muerte, y qué sé yo si responderá tan atentadamente que la cólera de mi hermano se contenga en los límites de su discreción? Y cuando salga, ¿paréceos que tiene flaco enemigo? Y ¿no os parece que los días que tardáredes he de quedar colgada, temerosa y suspensa, esperando las du!ces o amargas nuevas del suceso? ¿Quiero yo tan poco al duque o a mi hermano, que de cualquiera de los dos no tema las desgracias y las sienta en el alma?
—Mucho discurrís y mucho teméis, señora Cornelia dijo don Juan—; pero dad lugar entre tantos miedos a la esperanza, y fiad en Dios, en mi industria y buen deseo, que habéis de ver com toda felicidad cumplido el vuestro; la ida de Ferrara no se excusa, ni el dejar de ayudar yo a vuestro hermano, tampoco. Hasta agora no sabemos la intención del duque, ni tampoco si él sabe vuestra falta, y todo esto se ha de saber de su boca, y nadie se lo podrá preguntar como yo; entended, señora Cornelia, que la salud y con-