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que su hermano quiso. Entró en esto el huésped, al cual ordenaron que les diese algo de almorzar, porque querían partirse luego..

Entre tanto que el mozo de mulas ensillaba y el almuerzo venía, entró en el mesón un hidalgo que venía de camino, que de don Rafael fué conocido luego. Conocíale también Teodoro, y no osó salir del aposento por no ser visto. Abrazáronse los dos, y preguntó don Rafae al recién venido qué nuevas había en su lugar. A lo cual respondió que él venía del Puerto de Santa María, adonde dejaba cuatro galeras de partida para Nápoles, y que en ellas había visto embarcado a Marco Antonio Adorno, el hijo de don Leonardo Adorno.

Con las cuales nuevas se hulgó don Rafael, pareciéndole que, pues tan sin pensar había sabido nuevas de lo que tanto le importaba, era señal que tendría buen fin su suceso; rogóle a su amigo que trocase con el cuartago de su padre que él muy bien conocía la mula que él trafa, no diciéndole que venía, sino que iba a Salamanca, y que no quería llevar tan buen cuartago en tan largo camino. El otro, que era comedido y amigo suyose contentó del trueco y se encargó de dar el cuartago a su padre. Almorzaron juntos, y Teodoro solo, y llegado el punto de partirse el amigotomó el camino de Cazalla. donde tenía una rica heredad. No partió don Rafael con él, que por hurtarle el cuerpo le dijo que le convenía volveraquel día a Sevilla; y así como le vió ido, estando en orden las cabalgaduras, hecha la cuenta y pa-