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dejé asimismo de sacar cantidad de dineros en oro para todo aquello que en mi impensado viaje pueda sucederme; lo que más me fatiga es que mis padres me han de seguir y hallar por las señas del vestido y del cuartago que traigo, y cuando esto no tema, temo a mi hermano, que está en Salamanca, del cual, si soy conocida, ya se puede entender el peligro en que está puesta mi 'vida; porque aunque él escuche mis disculpas, el menor punto de su honor pasa a cuantas yo pudiere darle; con todo esto, mi principal determinación es, aunque pierda la vida, buscar al desalmado de mi esposo, que no puede negar el serlo sin que le desmientan las prendas que dejó en mi poder, que son una sortija de diamantes, con unas cifras que dicen: "Es Marco Antonio esposo de Teodosia." Si le hallo, sabré dél qué halló en mí que tan presto le movió a dejarme; y en resolución, haré que me cumpla la palabra y fe prometida, o le quitaré la vida, mostrándome tan presta a la venganza como fuí fácil al dejar agraviarme; porque la nobleza de la sangre que mis padres me han dado va despertando en mí bríos que me prometen o ya remedio, o ya venganza de mi agravio. Esta es, señor caballero, la verdadera y desdichada historia que deseábades saber, la cual será bastante disculpa de los suspiros y palabras que os despertaron; lo que os ruego y suplico es que, ya que no podáis daime remedio, a lo menos me deis consejo con que pueda huir los peligros que me contrastan, y templar