Página:Novelas de Voltaire 1.djvu/52

Esta página ha sido corregida
52
ZADIG,

Dos jornadas de Oreb murió un camello, y la carga se repartió sobre los hombros de los esclavos, cabiéndole su parte á Zadig. Echóse á reir Setoc, al ver que todos iban encorvados; y se tomó Zadig la libertad de explicarle la razon, enseñándole las leyes del equilibrio. Pasmado el mercader le empozó á tratar con mas miramiento; y viendo Zadig que habia despertado su curiosidad, se la aumentó instruyéndole de varias cosas que no eran agenas de su comercio; de la gravedad específica de los metales y otras materias en igual volúmen, de las propiedades de muchos animales útiles, y de los medios de sacar fruto de los que no lo eran: por fin, le pareció un sabio, y en adelante le apreció en mas que á su camarada que tanto habia estimado, le dió buen trato, y le salió bien la cuenta.

Así que llegó Setoc á su tribu, reclamó de un hebreo quinientas onzas de plata que le habia prestado á presencia de dos testigos; pero habian muerto ámbos, y el hebreo que no podia ser convencido, se guardaba la plata del mercader, dando gracias á Dios porque le habia proporcionado modo de engañar á un árabe. Comunicó Setoc el negocio con Zadig de quien habia hecho su consejero. ¿Qué condicion tiene vuestro deudor? le dixo Zadig. La condicion de un bribon, replicó Setoc. Lo que yo pregunto es si es vivo ó flemático, imprudente ó discreto. De quantos malos pagadores conozco, dixo