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CANDIDO,

el parasismo del fastidio. Candido no se lo concedia, pero no afirmaba nada: Panglós confesaba que toda su vida habia sido una serie de horrorosos infortunios; pero como una vez habia sustentado que todo estaba perfecto, seguía sustentándolo sin creerlo. Lo que acabó de cimentar los detestables principios de Martin, de hacer titubear mas que nunca á Candido, y de poner en confusion á Panglós, fué que un dia viéron llegar á su cortijo á Paquita y fray Hilarion en la mas horrenda miseria. En breve tiempo se habian comido los tres mil duros, se habian dexado y vuéltose á juntar, y vuelto á reñir, habian sido puestos en la cárcel, se habian escapado, y finalmente fray Hilarion se habia hecho Turco. Paquita seguía exercitando su oficio, pero ya no ganaba con el para comer. Bien habia yo pronosticado, dixo Martín á Candido, que en breve disiparian las dádivas de vm., y serian mas miserables: vm. y Cacambo han rebosado en millones de pesos, y no son mas afortunados que fray Hilarion y Paquita. ¡Ha, dixo Panglós á Paquita, con que te ha traído el cielo con nosotros! ¿Sabes, pobre muchacha, que me tienes de costa la punta de la nariz, un ojo y una oreja? ¡Qué mudada que estás! ¡válgame Dios, lo que es este mundo! Esta nueva aventura les dió márgen á que filosofaran mas que nunca.

En la vecindad vivia un derviche que gozaba la reputacion del mejor filósofo de Turquía.