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CANDIDO,

chaba Candido con tanto pasmo y maravilla como tenia en decírselo su amigo Cacambo. ¿Pues qué pais es este, decían ambos, ignorado de todo lo demas de la tierra, y donde la naturaleza entera tanto de la nuestra se diferencia? Es regular que este sea el pais donde todo está bien, añadia Candido, que alguno ha de haber de esta especie; y diga lo que quiera maese Panglós, muchas veces he advertido que todo iba mal en Vesfalia.

CAPITULO XVIII.
Donde se da cuenta de lo que en el pais del
Dorado viéron.


Cacambo dió parte de su curiosidad á su huésped, y este le dixo: Yo soy un ignorante, y no me arrepiento de serlo; pero en el pueblo tenemos á un anciano retirado de la corte, que es el sugeto mas docto del reyno, y que mas gusta de comunicar con los otros lo que sabe. Dicho esto, llevó á Cacambo á casa del anciano. Candido representaba la segunda persona, y acompañaba á su criado. Entráron ámbos en una casa sin pompa, porque las puertas no eran mas que de plata, y los techos de los aposentos de oro, pero con tan fino gusto labrados, que con los mas ricos techos podian entrar en cetejo; la antesala solamente en rubíes y esme-