XV
La víspera de la fiesta
Estamos á diez de Noviembre, la víspera de la fiesta de San Diego.
En todo el pueblo reinaba una actividad extraordinaria; las ventanas se cubrían de banderas y damascos de varios colores; resonaban en el espacio detonaciones y músicas.
Las dalagas ordenaban diferentes confituras de frutas del país en dulceras de cristal, sobre mesitas cubiertas con blancos manteles bordados. En el corral cacareaban las gallinas y grunfan los cerdos, asustados con el desueado barullo. Los criados subían y bajaban, llevando doradas vajillas y cubiertos de plata. En todas partes se charlaba, se reía, se hacían comentarios y reinaba la mayor alegría.
Y todo este afán y esta fatiga eran para obsequiar á los huéspedes, que quizás no habían visto nunca, ni volverían á ver.
Los ricos, los que han estado en Manila y han visto algo más que los otros, han comprado cerveza, champagne, licores, vinos y comestibles de Europa, de los que apenas probará un bocado ó beberá un trago. Su mesa está preparada lujosamente.
En medio hay una gran piña artificial, muy bien