Página:Noli me tángere (José Rizal).pdf/66

Esta página no ha sido corregida
64
JOSÉ RIZAL

¿Quién te lo mando? Me lo mandó el cura grande.

—Ah! Y ¿qué hiciste después del cadáver?

—Pues... el cura grande me mandó que lo enterrase en el cementerio de los chinos, pero como el ataúd era pesado y el cementerio de los chinos está lejos...

—No! ino! ¡Yo no cavo más!-interrumpió el otro lleno de horror, soltando la pala y saltando de la fosa;-he partido un cráneo y temo que no me deje dormir esta noche.

El sepulturero soltó una carcajada al ver como se alejaba su amigo haciendo la señal de la cruz.

El cementerio se iba llenando de hombres y mujeres vestidos de luto.

Un viejecito de ojos vivos entró descubierto.

Al verle, muchos se rieron. El viejo, sin hacer caso de tales demostraciones, se dirigió al montón de cráneos, se arrodilló y buscó con la mirada algo entre los huesos. Después, con cuidado, fué apartando los cráneos uno tras otro, y como no encontrase lo que buscaba, frunció las cejas, movió la cabeza con gesto desesperado, miró á todas partes y finalmente se levantó y se dirigió al sepulturero.

—Sabes dónde está una hermosa calavera blanca como la carne del coco, con la dentadura completa, que yo puse al pie de la cruz, debajo de aquellas hojas? El sepulturero se encogió de hombres.

—Mira!-añadió el viejo enseñándole una moneda de plata;-no tengo más que ésta, pero te la daré si me la encuentras.

El brillo de la moneda le hizo reflexionar; miró hacia el osario y dijo: -¿No está allí?... ¡Pues no sé!... Si queréis, os puedo dar otra.