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JOSÉ RIZAL

das de tela abullonada, con espejos, globos de cristal, lámparas y arañas?... Pues doña Patrocinio levantaba otro con cuatro fachadas, dos varas más alto y con más colgajos y pelendengues. Entonces el exgobernadorcillo, lleno de despecho, acudía á su especialidad, á las misas con bombas y fuegos artificiales, y doña Patrocinio sufría lo indecible, pues, excesivamente nerviosa, no podía soportar el repiqueteo de las campanas, y menos las detonaciones.

Mientras Capitán Tiago sonreía, ella pensaba en su revancha y pagaba á los mejores oradores de las cinco corporaciones de Manila, á los más famosos canónigos de la Catedral, y hasta á los paulis tas para que predicasen en los días solemnes sobre temas teológicos y profundísimos á los fieles, que se quedaban sin entender una palabra. Los partidarios de Capitán Tiago habían observado que tambiến la rica viuda dormía deliciosamente durante el sermón.

Los frailes, por su parte, fomentaban estas rivalidades y rencillas entre el exgobernadorcillo y la vieja beata, engordaban á su costa y se paseaban en coche.

Era Capitán Tiago el hijo único de un azucarero de Malabón, bastante acaudalado, pero tan á varo que no quiso gastar un cuarto en educar á su hijo, por cuyo motivo fué Santiaguillo criado de un buen dominico, hombre muy virtuoso, que procuraba enseñarle todo lo bueno que podía y sabía. Cuando el muchacho estaba ya bastante adelantado, la muerte de su protector, seguida de la de su padre, dió fin á sus estudios; entonces tuvo que dedicarse á los negocios. Casóse con una hermosa joven de Santa Cruz, que le ayudó á hacer su fortuna. Doña Pia Alba, que tenía un carácter emprendedor, no se